QUE PUTERIO
"¡Lo que pasa es que vos lo ves con ojos de artista!", varias veces me dijeron esta frase. Pero ¿Existe el ojo del artista?.
Los llamados artistas, somos curiosos, vivimos sensibles a lo que sucede, nos cuestionamos y cuestionamos todo lo que vemos, observamos con atención, experimentamos, nos animamos, corremos riesgos, improvisamos y expresamos con arte lo que el mundo nos provoca. Tenemos una percepción propia y en ella viajan nuestros pensamientos. Entonces es ahí donde opinamos, en un bar llamado Arte. A veces embriagados de pudor, otras de nostalgia, muchísimas de frustración y casi siempre de satisfacción. Nuestra mirada extendida al pincel no la podemos ocultar ni mucho menos disimular. Es ahí cuando nos sorprende la impronta que nos lleva de la mano fisgoneando en los recovecos de nuestra alma. Nos enfrenta con eso que no queremos ver pero que no podemos dejar de hacerlo y nos ayuda a comprender uno y mil “¿Porqués?”. Nos gusta, nos envicia y nos excede. Un PUTERÍO donde conviven y se pelean todas nuestras mañas y emociones.
El arte es tan libre que nadie lo puede juzgar, tan impune que cualquier critica queda fuera de lugar, tan poderoso que por eso muchas veces lo quieren callar. Duele, calma, da paz, satisface, enamora, entristece o nos traslada, solo por decir algunos estados que al igual que la música, no se pueden explicar ni obligar.
El ojo del artista es una forma de ser y vivir, donde el ojo ve, el cerebro opina, el corazón siente y la mano cumple.
