Será por eso que te quiero tanto?
Henri Toulouse-Lautrec es uno de mis pintores favoritos. Cuando veo una obra suya inmediatamente me traslado a ese lugar. A esos rincones plagados de ruidos, hilos de humo, risas, gritos y algunos llantos. El cansancio y la bebida a la orden de cada noche. Cada trazo es una foto que me acerca a esas personas. Pintaba en las sombras, bocetaba momentos y contaba historias, todo a la luz de los faroles. Conocía la noche, abrazaba las madrugadas y sabia como decirlo con trazos rápidos plagados de emoción. Era ahí donde se sentía parte y dio batalla desde su cómoda trinchera, perdido en burdeles con su metro y medio de pura expresión. En sus pasteles viven mujeres, la mayoría bailarinas y prostitutas, a veces felices, sonrientes y enérgicas, otras, abatidas y abrumadas por el miedo. Miedo a estar enfermas y por esto ir presas, miedo a cada inspección y a esa fila humillante. Fue un poeta sincero, real y comprensivo. Las amaba y sobretodo las entendía. Y así las mostró, como eran y como